Aún me sigo preguntando de dónde sale todo.

jueves, 4 de septiembre de 2025

Ríos rompepresas mentales y ajedrez

La vuelta me arrolla como una corriente imparable y repentina, aunque previsible
De golpe añoro todo y vuelvo a disfrutar cada chute de dopamina que se genera en mi organismo cuando resuelvo algo sola o soy dueña de mi mente
Y si juego al ajedrez y gano es porque muevo yo las fichas de ambos bandos
Sin embargo,
cuando el río hincha su caudal un bando se desbanca a ratos
no lo controlo, es dueño el río de mí
Incapaz de jugar y mover ficha y tampoco es el turno del otro bando
el ajedrez es estricto
y pienso que tengo que aprender a bracear contra el río
para al menos, no haberme movido del sitio al amainar.
De golpe una palabra desencadena un drama,
el bando blando se hace cargo, hincha el pecho y se corona
El bando duro se prepara
y no mueve
y no mueve
y espera
y cuando el blando se aleja del tablero
ahí ataca en profundidad hasta la médula:
duele el retortijón en la barriga de saber un pensamiento duro, cierto
y aprieto el diafragma con los labios sellados ahogando un gemido entre lágrimas mojadas
en luto por un momento, seguro, imaginario, o tan pasado que no fue
y el trasfondo es un problema
una tara sistémica, una fuga
que parece inabarcable e inacabable y sin embargo
al rato vuelve a tener dimensión.
Supongo que así es la vuelta
encontronazo de emociones y perspectiva
construcción y juego en las esclusas
de un río desbordado, arrollador.



domingo, 13 de julio de 2025

"A las siete"

No quiero ser esclava del tiempo,
de la hora, de lo que tarde en el transporte,
ni del yugo de tomar la mejor decisión
y del tiempo que me aprieta más mientras decido
que escogiendo cualquier opción.

Me gustaría ser - y poder, ser - 
marioneta de mis sensaciones,
súbdita de la intuición,
revolucionar la expectativa de cada hora,
y si a las seis hago lo de las dos,
celebrar en rito adorador a lo que surja
en lugar de llorar el orden perdido,
que en realidad, tampoco se fue a ningún lugar.

Y lo peor es que sólo depende de mí,
y lo mejor es que dependa de mí,
siempre que mi mente esté
elegantemente vestida, clarividentemente acertada...
Dispuesta a cooperar con esta versión de mí.
Y cuando no lo esté...
Seguirá dependiendo de mí.

Me hago un recordatorio
de la relatividad del tiempo:
que si a las siete llego a la playa en vacaciones,
y no pasa nada,
quizá la sensación de vacaciones se genere porque no pase nada
porque asuma ir a la playa aún a las siete,
o "a las siete", 
simplemente.







miércoles, 25 de junio de 2025

Equilibrista.

Paseo por un hilo metálico, funambulista, un limbo, una montaña y luego un valle, una ilusión desmedida donde las piezas encajan y todo pinta espléndido, y un realismo desorbitado en el que busco encajar yo.
Hoy pongo un pie delante, miro al frente e hincho el pecho, mañana me tambaleo, me encojo y pido auxilio.
Estoy en el margen de una vida pletórica y el desastre absoluto, extraviviendo y sobreviviendo, a la vez fuera y muy dentro de mí. Estoy montando un puente que se siente sin cimientos pero tiene un pilar de base y una grúa sosteniéndolo, y aún así me siento flotar con la confianza y el miedo de quien ha flotado en mil túneles de viento pero nunca se ha tirado con paracaídas.
Y es que, ¿de verdad tengo paracaídas? Con la mirada dirigida hacia el frente e insensible al tacto por la fuerza del viento, no puedo comprobar mi espalda.

Tendré que confiar. Cerrar los ojos y avanzar.

lunes, 2 de junio de 2025

Sentirme muy feliz.

Soltar tres lágrimas de emoción.

Decir "es que soy muy feliz".

Hacer bien mi trabajo.

Mirar la hora.

Pasar la tarjeta.

Leer un mensaje.

Sentirme violentada.

Tener calor.

Comer un bocata.

Parar a autocuidarme.

Coger un avión.

Ver un gesto amable.

Hacer una broma.

Tratar de dormir.

Ver una cara conocida.

Dar un abrazo.

Charlar de la vida.

No entender la metáfora.

Dedicar un rato de calma.

Reencontrarse.

Abrazarse.

Extrañarse.

Mimarse.

Pedir un favor.

Hablar de la vida.

Tener una sorpresa.

Ponerse un gorro de pingüino.

Reírse.

Estar juntas.

Llorar de pena.

Moldear arcilla.

Dormir bien.

Despertarse sin prisa.

Desayunar viendo el mar.

Darme una ducha.

Hacernos fotos.

Mojar los pies.

Empaparme el pelo.

Recibir un regalo de la vida.

Volver a la ducha.

Estar tranquilas.

Comer juntas.

Jugar a un juego.

Tomar un helado.

Cenar bien.

Relajarse.

Despedirse.

Recoger.

Saludar.

Mojarse.

Dormir mal.

Cerrar la casa.

Dar un abrazo.

Apreciar el paso del tiempo.

Montar en el coche.

Charlar de la vida.

Descargar música.

Decir "te quiero".

Beber café.

Parar a autocuidarme.

Caminar hacia el asiento.

Coger un avión.

Sentirme muy feliz.

Pararme a escribir.

Sentirme muy feliz.

lunes, 3 de marzo de 2025

Robusto y efímero.

¿Y si,
por un momento,
nos parásemos a ser conscientes
del momento vital que componemos,
si fuera visto desde otra perspectiva?
Me explico,
pues algún día
la vida familiar que concebimos constante,
tradición, costumbre;
el espacio común ya compartido antaño
que sigue sirviendo de lumbre y abrigo
al tiempo, que se viste de una nueva arruga, de nuevos latidos, año tras año;
quizá toque a su fin,
simplemente decaiga, se desvanezca,
se complique, se distraiga o cambie,
y próximos nuevos latidos, con miradas de incomprensión,
entiendan esta vida, las historias alrededor de esta lumbre
con añoranza, así como ahora entiendo yo
las anécdotas de juventud de mis mayores:
como un tiempo pasado mejor
que no llegaron a vivir.

¿Y si paramos
a ser conscientes
de lo robusto y lo efímero
que lo que construímos es?

miércoles, 26 de febrero de 2025

Hologramas.

Miras atrás,
hacia un edificio que crees reconocer,
buscando en su estructura ese espacio inconfundible como agujero negro, que hacía las veces de vistas desde la ventana,
el cual era horrible, era triste, era apagado,
pero fue el decorado de la ilusión enamorada de verte por primera vez libre con tu pareja,
y del que se te ha quedado grabado un molinillo de colores clavado en una maceta
en la memoria,
y entre la serie de metáforas que utilizarías si un día contaras tu historia.
Y quizá desde fuera,
si alguien espectara dicha historia,
este momento pareciera el hito nostálgico de alguien
que añora una era, que no mira nada,
que sólo imagina tan fuerte que cree poder generar un holograma
de ellos de jóvenes, casi 8 años más jóvenes,
saliendo extasiados de azul y amarillo
decidiendo si compraban un bocata
ignorando que eran las cinco de la tarde
con una sonrisa en la boca
y como si nada importara;
quizá pareciera
que no miro atrás, que no miro fuera
que miro lo que fui, no será, y quizá ni era.