De golpe añoro todo y vuelvo a disfrutar cada chute de dopamina que se genera en mi organismo cuando resuelvo algo sola o soy dueña de mi mente
Y si juego al ajedrez y gano es porque muevo yo las fichas de ambos bandos
Sin embargo,
cuando el río hincha su caudal un bando se desbanca a ratos
no lo controlo, es dueño el río de mí
Incapaz de jugar y mover ficha y tampoco es el turno del otro bando
el ajedrez es estricto
y pienso que tengo que aprender a bracear contra el río
para al menos, no haberme movido del sitio al amainar.
De golpe una palabra desencadena un drama,
el bando blando se hace cargo, hincha el pecho y se corona
El bando duro se prepara
y no mueve
y no mueve
y espera
y cuando el blando se aleja del tablero
ahí ataca en profundidad hasta la médula:
duele el retortijón en la barriga de saber un pensamiento duro, cierto
y aprieto el diafragma con los labios sellados ahogando un gemido entre lágrimas mojadas
en luto por un momento, seguro, imaginario, o tan pasado que no fue
y el trasfondo es un problema
una tara sistémica, una fuga
que parece inabarcable e inacabable y sin embargo
al rato vuelve a tener dimensión.
Supongo que así es la vuelta
encontronazo de emociones y perspectiva
construcción y juego en las esclusas
de un río desbordado, arrollador.