Bastan amigos.
Alguien que te sujete el paraguas
porque sabe que te has pasado bebiendo y te lo mereces,
Alguien que te invite a una cena a la que no te sentías acogida
Por quienes seas capaz de decir "pues voy, hostia".
Un merlú girándose en medio de herreros a tocarte la corneta antes de que seas persona entera,
- o, y, después de serlo, -
permitiéndote escucharle en primicia,
Y una caricia de un cofrade,
Que no tienes ni idea de quién es, pero ya te enterarás.
Basta para ser semana santa
la santicie de la gente con quien te reencuentras
con quien ni sabías que tanto querías reencontrarte,
y la santicie de la gente a la que quieres,
a la que esperas, hasta que la vida te reencuentre.