¿Pero tú sabes todo lo bueno que tenemos?
La cantidad de cosas que están bien en este nosotros. La cantidad de cosas que no fallan, o que si fallan, caen durante un solo segundo y se reconstruyen casi solas. Lo bien que nos coordinamos y la disposición que tenemos para volvernos humildes y para saber perdonar, cada uno en su momento y asumiendo su papel. Lo bien que nos comunicamos, sin huecos, sin erratas, sin milímetros en la carta por recorrer, sin dar nada por sentado, por sentido, ni dejando nada atrás. Y, si algo se nos queda atrás, cómo indagamos en ello y esperamos nuestro veredicto de forma paciente, hasta dar con la respuesta correcta. Y cómo nos admiramos. Y cómo nos valoramos y sabemos que mirarnos hace mejor cualquier día en el infierno, aunque llevemos meses en el infierno. Y cómo hacemos frente a nuestros miedos, tanto tú y yo como tú y como yo. Y que contemos siempre con ese lugar juntos como espacio donde empequeñecer las preocupaciones y diseñar estrategias contra batallas. ¿Tú sabes lo difícil que es que dos personas y su conjunto encajen tan bien en tantas pequeñas actitudes? Somos una unión extraordinaria.