Si la semilla que plantas da flor, te ilusionas, por supuesto. Si ves que florece algo bonito, sientes que has hecho algo bien. Pero no todas las flores permanecen, muchas perecen, y en muchas ocasiones te sientes como si a pesar de haber creado algo bonito, eso fuese frágil. Pero nada bonito es frágil, siempre hay alguna raíz desviada que penetra en otros corazones y siembra un nuevo campo de amor... Y ahí es cuando tu semilla no ha dado sólo flor, sino que también ha dado fruto. Has creado un convencimiento, has reinventado un nuevo camino, has descubierto una América y lo mejor es que no sólo es bonito, sino que se reproduce. Allá donde siembres fruto habrá un nuevo campo que dará su propio fruto. Ahí y entonces puedes sentirte orgulloso, porque has creado algo que crecerá en mayor o menor medida con cada cosecha, pero siempre será irreversible, y eterno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario