Aún me sigo preguntando de dónde sale todo.

sábado, 28 de septiembre de 2019

Creo que he encontrado la forma de describir los sueños.

Para mí, todo aquello que ha sido parecido a un sueño en mi cabeza y que se ha cumplido con la suficiente similitud guarda un componente en común: más que ideas abstractas o planes de futuro eran imágenes, visiones clavadas en mi mente, expectativas de cómo podrían darse ciertas situaciones. Muchas parecían ser eternas en el tiempo, aunque cuando he podido vivirlas, las he reconocido como aquéllos sueños tan sólo por un segundo, un segundo en el que la imagen de mi sueño encajaba a la perfección con la imagen de mi realidad. No son Dejá-Vu, aunque se les parecen; son visiones que estás completamente seguro de haberte imaginado antes, porque aún recuerdas la pasión que sentías por esa expectativa tan sólo formándose en tu mente. A veces, se han disfrazado de ilusiones que han fallado miles de veces antes de que pudiera descubrir que no es que no fueran factibles, sino que en esas situaciones no era el momento ni estaba con la persona adecuada para que mis sueños se cumplieran. Pero siempre se llegan a cumplir, no se eternizan, y nunca son exactamente como te los imaginas; pero te hacen sentir ilusión, como si todo fuese posible. Sientes que estás donde quieres estar, donde siempre has querido estar, donde tienes que estar.

Anoche cumplí un sueño, hoy siento que he cumplido otro...