Aún me sigo preguntando de dónde sale todo.

domingo, 27 de agosto de 2017

Incertidumbre

En el mundo de la inmediatez, todo lo que no se obtiene al segundo frustra. Los mensajes no pueden dejarse "en leído", y si un pedido online llega un día después, te han timado.
Si la paciencia es la madre de la ciencia, pocos contemporáneos pueden llamarse científicos.
En el mundo de la inmediatez ya no se disfruta de las cosas pequeñas. El tiempo pasa rápido porque nadie se para a esperar, y la belleza de lo sutil pasa desapercibida porque quien espera, desespera en vez de observar.

Creo que justo en lo contrario está uno de los secretos de mi felicidad. En que, aun en el mundo de la inmediatez, me detenga a saborear un mensaje antes de contestarlo, o contenga mi curiosidad en favor de alargar una sensación. A veces las cosas, y el tiempo, pasan rápido porque nosotros mismos las cruzamos corriendo... Pero no hay sentimiento mejor que no tener ninguna prisa, aun teniendo ilusión, por abrir una caja para saber si contiene dentro algo... O no.

jueves, 27 de julio de 2017

(Sinceridad) Cubierta.

¿Es bueno hablar del mal? ¿Hablar del mal -en referencia a lo malo, a lo que podría hacernos daño, a lo que más nos rompería el corazón- con quien podría provocarlo? ¿Acaso es beneficioso, favorece la comprensión y la confianza, y permite que nos libremos de aquello que nos ronda la mente y que va por si solo empeorando?
¿O sólo acelera el proceso, siendo quizá antimorbo y aumentando las posibilidades de que lo malo suceda?

Tengo la imperdonable manía de imaginarme mil y una formas del mal, mil y un "lo malo" diferentes que pudieran, si ocurrieran, hacerme pedazos. Suelo hacerlo de manera incoherente e involuntaria cuando todo me va bien, y lo único que me queda es un preludio de dolor en el pecho y la tonta preocupación por que sucedan cosas que no se han siquiera anunciado. Además, claro está, de lo estúpida que me siento cuando permito que mi mente divague por esos mundos mientras la realidad es tan contraria y bonita.

Quizá se deba a que, para mí, todo puede ir bien si ocurre de una única manera: yendo bien; aunque esto sea indefinido, difuso y aunque no supiera decir qué hechos contiene. O bien puede ir mal, fatal, horriblemente y un montón de adverbios más por el estilo, para cada uno de los cuales existen infinitos hechos, muy concretos y retorcidos.

Yo sólo quiero que mi futuro siga contigo tal y como mi presente lo está ahora. El dónde, el cuándo, el cómo, el por qué... Todas esas cosas las dejo a elección de quien deba ser elección; tan sólo pido que no introduzca en ello nada de lo malo; nada concreto, nada retorcido, nada que haga que me duela el pecho, nada que me permita siquiera imaginarme el dolor o querer enzarzarme en una discusión de forma injustificada.

Ahora, mi primera cuestión, ¿te hablo de esto, o no?

martes, 25 de julio de 2017

Lo primero que hoy he visto al despertarme eras tú abriendo mi puerta y mirándome. Lo primero que he sentido al despertarme ha sido el colchón cediendo ante el peso de tu cuerpo conforme avanzabas a grandes zancadas como un mamífero hacia y sobre mi. Lo primero que me ha hecho cerrar los ojos tras haberlos abierto por primera vez en el día ha sido el beso que me has dado, con tus labios húmedos, en mis labios dormidos.
Ya había sentido tus brazos dándome calor y acogida y tu pecho inclinándose sobre el mío, y ya, tras sólo haber transcurrido los tres primeros segundos del día, estaba sobrecogida. Vivo en un estado de sobrecogimiento latente continuo.
Tú. Tú. Tú.
Si apenas ayer nos estábamos conociendo, ¿qué traerás contigo hoy?

sábado, 24 de junio de 2017

Pienso luego siento.

A veces vale más pararse a pensar antes de sentir, o en mi caso, dada mi tontez o no-capacidad-para-autopredecirme, pensar después de haber sentido que mis sentimientos van por mal camino.
No puedo olvidarme de que has estado priorizando mis caprichos, mis gustos y mis necesidades durante todo el año; apenas viendo tú a nadie, abriéndote para conocer mi mundo mientras yo sufría introspección hacia mi pérdida. Ahora es tu momento, el momento de que disfrutes, de que te reencuentres tanto con todas esas personas a las que apenas has visto durante el año como de que te reencuentres contigo; ahora es el momento de que me cuentes tus caprichos, tus gustos y tus necesidades y es mi momento de hacerlos realidad y de darme cuenta de que me has enseñado así a ser menos egoísta. Así que dejaré de preocuparme, de tener miedo de todo, especialmente de estar sola; puesto que cada segundo conmigo me brinda también a mí una oportunidad de reconocerme tras un duro periodo de olvido. Así que tiene usted razón, bicho sabio que parece no haber vivido mucho y aun así conoce toda lección.

También se me ha ocurrido pensar que no hay nada que temer. Si confío, ya no sólo en ti sino en nosotros, sé que no habrá decepciones. Y la verdad, es lo único que soy capaz de pensar cuando te miro a los ojos: ese sentimiento de confianza, de agarre mutuo, gratuito, altruista, completamente desinteresado y, fundamentalmente, uno de mis pilares.

Que no hay quién lo destroce.

sábado, 27 de mayo de 2017

Deseo no soñar en voz alta.

Tengo la costumbre de soñar. Siempre, desde muy pequeña me he imaginado escenas, momentos e incluso sentimientos; y he soñado, o deseado, llegar a vivirlos alguna vez. Se trataba de imágenes imposibles de olvidar, a pesar de la facilidad con que se pudieran esfumar otros muchos pensamientos... Pero éstas siempre han perdurado. Con el tiempo, muchas se han cumplido; y aunque no de forma exacta a como aparecían en mi imaginación, sí de forma igualmente satisfactoria. ¿Pero a quién podría decirle que he dejado de soñar o que he cumplido todos mis sueños? Con el tiempo y una mayor madurez aparecen nuevas imágenes, nuevos deseos y nuevas ganas e ilusiones por lanzarme en su persecución... Aunque tratarlos, hablar de ellos, no ha dejado de ser igual de imposible que antes. No soy supersticiosa, pero creo que la magia que contienen los deseos antes de cumplirse reside en su naturaleza como, simplemente, ideas; y no como algo material o tangible como lo son las palabras.
¡Pero oh, dios mío, qué irremediables ganas tengo de gritar mi imagen a los ocho vientos...!

miércoles, 17 de mayo de 2017

Lluvia tropical.

Hojas de mil colores vivos aleteando bajo la percusión de baquetas, la nube en película en blanco y negro en una pantalla de televisión antigua, el perfume de la respiración y del alivio de la primavera sofocada bajo la burbuja de bochorno, mi persona asíntota de la función de caída vertical de la lluvia como fideos de cristal: a la izquierda gorjeos, a la derecha el agua.

domingo, 7 de mayo de 2017

lunes, 1 de mayo de 2017

Bésame en un beso entera.

Estaba pensando en besos.
Se me han pasado por la cabeza los besos tranquilos, esos besos cómplices intercalados en conversaciones como intervenciones de palabrería, pero mucho más cargadas de sentido, o mucho más vacías. Me he imaginado los besos en el portal, los de despedida, que siempre terminan alargándose con otro más; aunque menos sabroso porque se ha iniciado la marcha. He pensado en los besos traviesos, los besos por jugar, los besos por besos, robados en momentos prohibidos como cuando dos profesoras hablan; besos torpes. Y en los besos inesperados, como aquél en el que te adueñaste a tu gusto de mi boca, a tu merced; mientras yo tardaba varios segundos en entender qué había trastocado mis sentidos y por qué tenía la boca entreabierta. Han zigzagueado por mi mente, también, los besos húmedos y suaves en los que me concentro en sentir y seguir tus labios en cada una de las posiciones que adoptan y cada uno de los movimientos que me embaucan. Tenemos tantos tipos de besos... Pero, oh, ¿qué hay de esos besos, esos que te hacen sentir que no hay un sólo milímetro en ti que no esté siendo besado?

sábado, 29 de abril de 2017

Tengo tu olor impreso en la piel como un tatuaje temporal.

No te haces una idea... No te haces una idea de lo bonito que es. Ser partícipe de tu más sincera intimidad; estar presente entre tus movimientos involuntarios y tus cambios de postura; poder observar tu pecho desnudo iluminado por las luces de la calle en blanco, negro y una indefinida escala de grisáceos azulados. Mirar tu sereno rostro desde ese lugar entre tu pecho y tu hombro donde mi cabeza reposa. Eres tan bonito...
Escucharte decir "más cerca" mientras estás dormido, dormirme y ser consciente de que tu abrazo me arropa; despertarme y descubrir que estás ahí de verdad. Observarte mientras espero despierta a tener ocasión de escaparme sin dejar rastro; escuchar de nuevo tu voz tras haber estado comunicándote únicamente con el ritmo impredecible de tu respiración.
Cuando vuelvo a estar sola, me parece imposible haber vivido algo tan mágico. Se me ocurre sentir haber estado cerca del cénit, a un paso del clímax de la maravilla; pero haberme faltado la eternidad. Ojalá las noches fueran mucho más largas para pasarlas junto a ti entre tus sábanas...

martes, 18 de abril de 2017

Escribiendo por escribirte.

Escribir sin saber qué escribir, por el mero hecho de querer escribirte. Aunque sea escribiendo sobre no saber qué escribir.
Esas cosas escribe una cuando no hay inspiración más allá de la que parte de la motivación a escribir, que surge a pesar de que no se escriba nada. Yo te escribiría mucho si supiera qué escribir; por el contrario te estoy escribiendo demasiado, teniendo en cuenta que mi escritura es vacía. ¡Pero qué más da, quiero escribirte!
Parece que te escribo por escribir, pero no des nada por escrito; realmente, escribo por escribirte. Podría también no escribir sobre estar escribiendo, pero ¿qué mejor que escribir cuanto la mente dicta, con escritura libre y despreocupada? A mis sentidos les apeteció escribirte y aquí me tienes, escribiendo. Por ello escribiré con palabra de moral silenciosa; escribiendoparaescribirte se expresa por mí toda.
¿Y si te escribiera en la piel el hecho de no estar escribiéndote nada y a la vez sentirme llena escribiéndote enajenada; te sonaría raro mi escrito? ¿Y cómo escribo nada, si escribiendo nada literalmente no escribiría; y de forma figurada, el significado blanco escrito es palabra visualizada? Qué confusión de escritura... Entonces, ¿no escribo nada? Escriba doblemente negada, escriba aceptada. ¡Quién escribiría dicha bobada!
Mi escritura se hace pesada. Pero a ti, ¿a ti qué te escribiría? ¿Quizá el escrito de estar escriptada?

sábado, 15 de abril de 2017

Limpios.

Tras acompañarla, abrazarla, llorarla, escoltarla hasta la parada y hacer de nuevo otro tanto de lo mismo; la vimos subir al taxi y despedirse a través del cristal semi tintado; y poco a poco, uno a uno, fuimos separándonos en el camino de vuelta a casa, llevándonos en el puño el corazón y habiendo limpiado los recuerdos de negruras. Al final sólo quedamos individuos, tal y como cada uno éramos y con una jornada más a la espalda; ya en nuestras casas y calentitos, siguiendo nuestros rituales y rutinas como si se hubiese tratado de un día cualquiera, con el propósito de alcanzar el día nuevo.

domingo, 29 de enero de 2017

El amor con alas.

In my veins - Andrew Belle

Llevo toda mi vida escribiendo sobre el amor. Sobre el primer amor, el amor apasionado, el amor incondicional, irracional, el no correspondido, el amor roto, nostálgico, y el que se aferra a las cenizas de un incendio. Pero nunca se me ha ocurrido escribir sobre el amor libre. Un amor que, como los versos del mismo nombre, no necesita un acompañante que suene a música con él; un amor que vuela y con ello se alza, y no es necesario que haga nada más. Ni ser alocado, ni perfecto; ni ser el más sensato y ni siquiera ser platónico.
El amor del que hablo es aquél del que no hace falta hablar, del que no existen acepciones del todo certeras. Si dijese que es un amor camaleónico fallaría, pues no cambia de tonalidad para camuflarse con el fondo. Ya sea éste del color de la profundidad más oscura en lo más hondo de la mente o ya sea del tono del brillo de los ojos cuando chispean; nuestro amor es siempre transparente. 
El amor del que hablo es generoso, pues te acompaña en el viaje si sabe cuánto disfrutas dejándote llevar por el viento. No es incondicional: desea tener tu permiso para cuidarte, mirar por ti y quererte cada día. El amor libre te arropa con su piel; te cede su calor, y eso le calienta el alma. El amor libre te admira primero, te mira, y te tira a la cama después. 
Al amor libre debes abrazarlo, olfatearlo, lamerlo, besarlo. Bailarlo. Le irás pintando de colores las plumas y lo querrás cada día más, te sorprenderás de lo lejos que descubrirás que se encuentra el límite.
El amor libre tendrá doble filo; el de querer profundamente y el de ser profundamente querido. Te abrirá las expectativas en tres y multiplicará tus sensaciones. Te será sincero, acogerá tus fallos y tu humildad para reconocerlos. Encontrará únicas y tuyas tus formas de ridiculizarte, hasta llevarte de la mano en ellas. 

Llevo toda mi vida escribiendo sobre el amor. Sobre el primer amor, el amor apasionado, el amor incondicional, irracional, el no correspondido, el amor roto, nostálgico, y el que se aferra a las cenizas de un incendio. Pero nunca se me ha ocurrido escribir sobre el amor libre. Al amor libre lo elegirás sin saberlo, y seguirás eligiéndolo a cada paso. Se abrirá, te rodeará y se cerrará dentro de ti. En el amor libre, os encontraréis sin buscaros. Y os guiaréis a hacer locuras, locuras mayores que amaros siendo pájaros.

El amor del que hablo es el amor más puro que nunca he sentido. El amor que ama el ser. El amor, el amor con el que nos amamos nosotros.