Aún me sigo preguntando de dónde sale todo.

domingo, 27 de marzo de 2016

Hay algo en tu forma de mirarme que me dice que estoy bien. Aunque por dentro tenga una tormenta, aunque me duelan hasta las pestañas si súbitamente se me ocurre recordar.
Es sedante, tranquilizante. El refugio y el calor tras el tsunami.
Siento sin querer tu abrazo firme y decidido a que ya no me escape jamás, y aunque al principio era reconfortante ahora supone un pacto que firmaría cada día un poco más.

Te lo dije:  "Si sólo te atrevieses a acariciarme... Si tan sólo probases a abrazarme. Si simplemente probases suerte con una mirada un poco melancólica o un beso sutil en la frente, sabes que me derrumbaría."

Y ya siento cómo poco a poco te adentras bajo mi piel y te expandes.

domingo, 13 de marzo de 2016

Bajo mi opacidad II.

Bajo mi opacidad, sí, o bajo una continua vestimenta.
Me gusta vestir de colores para transmitir mis emociones.
Visto de amarillo y blanco, o con cualquier vestido claro cuando me siento bien conmigo misma. Visto de rojo o rosa cuando tengo cierta intención de parecer seductora. Visto de azul bastante a menudo; me siento cómoda con el color del cielo y el mar.

Pero no sé qué me ha ocurrido. Parece que, últimamente, sobre vestidos, pantalones, blusas... Visto una camisa de fuerza que me hace aparentar más dureza de la que tengo dentro.

A tus ojos seré un muro de hierro, a tus ojos nunca jamás caeré ni dejaré caer una sóla de mis partículas, a tu vista pareceré inquebrantable, totalmente impenetrable y lejana, y si te fijas en mi con un poco de tiempo y calma me asemejaré incluso tenebrosa.
Sin embargo, para los ojos que no ven estoy hecha de esponja por dentro: soy blanda, soy sensible, y al mínimo roce me harás ceder. Filtraré y absorberé todos tus golpes aunque mi armadura los amortigüe, los esconderé para mi internidad y terminaré tragándomelos hasta expandir el inframundo que existe en mí.

Si sólo te atrevieses a acariciarme... Si tan sólo probases a abrazarme. Si simplemente probases suerte con una mirada un poco melancólica o un beso sutil en la frente, sabes que me derrumbaría. Incluso mis fragmentos más pequeños vibrarían con la onda expansiva de tu tacto y toda mi estructura, enrevesada y entrelazada, caería ante ti: serías cómplice de mí, abriría mis puertas férreas y, tras rasgarse mi camisa de fuerza, estallaría mi campo de debilidad.

Después, por más que te alejaras, una parte de ti se quedaría en mi, y tú te llevarías una buena parte de mi decimosexto big bang.

¿Querrías observarme? ¿Estarías dispuesto a probar y quedarte para siempre?

domingo, 6 de marzo de 2016

Me siento muy viva.

Na, na, na.
¡Qué bien me siento hoy!
Hay que ver lo que hace un buen descanso -al menos hasta el momento en que tienes pesadillas-, un poco de fusión jazz&blues y unos cuantos largos relajantes en la piscina.
¿Y sabes qué es lo mejor? ¡Que me da igual si, de esas tres, dos cosas me recuerdan terriblemente a ti! La vida sabrá lo que hace, y si quiere que te recuerde, te recordaré.
Y si quiere que esté sin ti, lo estaré.

Al fin y al cabo... Querer puede doler, pero es lo único que nos hace sentir vivos.
¡Y me siento viva!
Me siento muy viva.

sábado, 5 de marzo de 2016

¿Tú crees que te creería?

No te haces a la idea de la cantidad de veces que pienso en ti a lo largo del día.
Por más que intente distraerme siempre hay un momento en cada tarea que hago que termina dedicado a ti. Rara vez es la que mi distracción contigo dura un segundo, y no te imaginas la fuerza de voluntad que tengo que hacer para apartarte de mi mente si pasa de dos.

Qué incertidumbre, qué impotencia no saber nada de ti y tener que autoprohibirme buscar cualquier mera evidencia de que aún existes.


"Sin embargo, la otra noche soñé contigo. Soñé que me querías, pero no estabas preparado para volver junto a mi. Quizá en el fondo soñaba con mi fuerte deseo de verte y de que aquello fuese así, así como con mi profunda e intolerable necesidad de estar sin ti de momento. Intolerable, sí, porque no veas cómo me cuesta admitírmela: de momento tu falta y la nostalgia se siguen apoderando de mí.
En cualquier caso, soñé que me querías; y aunque quizá solo se tratase del método de escape de un fuerte deseo, lo que más me preocupa es que por dentro tengo esa certeza. Pero, ¿y si no es real? Hace tiempo me respondiste, me dijiste que no me querías. No pude creerte. ¿Y si fuese verdad? ¿Si fueses capaz de decírmelo a la cara, mirándome a los ojos, sería yo capaz de creérmelo?
Ojalá algún día me des esta respuesta, ¿soy demasiado ilusa, o lo que siento es cierto?".

miércoles, 2 de marzo de 2016

Y; sin embargo, y contra toda evidencia.

Voy a dirigirme a ti porque tengo muchas cosas que decirte, si es que quieren salir todas.

¿Sabes? Nunca pensé que esto fuese a hacérseme tan difícil. No sabía que el hecho de tener o no una fotografía colgada en la pared podía significar un cambio. En fin, también es posible que me obsesionase con la idea de que lo haría y por eso ahora te recuerde más. En cualquier caso, era necesario que lo hiciera.

De alguna manera, seguía sintiéndome protegida por ti. De alguna manera, seguía sintiéndote cerca y seguía creyendo en mis corazonadas. Siempre he sido un poco ilusa, un poco reacia a ver la realidad sin elucubrar sobre ella; y siempre que me las he dado de bruces me he vuelto a negar a renunciar a mis fantasías.

Estaba consiguiendo sentirme bien, apenas recordarte y, al hacerlo, que ello fuese únicamente con los momentos bonitos. Pero también en ocasiones me culpaba, me seguía sintiendo culpable por las cosas que dije sin que aquello pudiese depender de mi control. Y por eso decidí apartar todo aquello que me hacía sentir aún apegada a ti, a ver qué ocurría, y es curioso.

La verdad es que no sé muy bien cuándo, pero hace poco me di cuenta de que ese sentimiento de cercanía a ti sin que en realidad estuvieras me aprisionaba sin ningún motivo aparente. Sé de sobra que todo lo que pasó escapaba a mi control, era demasiado grande para estar en mis manos; supongo que tengo excusa si por una puñetera vez en la vida hago algo sin pensar, supongo que es excusa suficiente el hecho de no poder pensar por culpa del cansancio y los sentimientos acumulados. Supongo que en el fondo lo que mi interior me decía no me estaba engañando: me sentí sola. Me sentí incomprendida cuando más necesitaba un apoyo, tu apoyo.

Ahora, no sé por qué, siento mucho enfado. Siento enfado conmigo misma por no haber sabido estar bien, por no haber sabido equilibrarme a mí misma con alguien más por enésima vez en la historia de mi vida. Siento enfado por tu huída, siento enfado porque no me hayas preguntado ni un mísero qué tal. Siento decepción y a la vez sigo sintiendo culpa por lo que siento, porque, como la imbécil de siempre que soy, sigo pensando que en el fondo tu intención no es dejarme sola así.

Es que; sin embargo y contra toda evidencia, algo en mí me impide creer lo contrario. No sé si es porque me duele demasiado pensar que realmente eres así, o que me odias; no sé si es porque directamente no soy capaz de concebir la idea porque estoy obcecada en que todo tiene que terminar saliendo bien.
No lo sé.
Sólo sé que, si sigo pensando tan bien de todo, acabaré desilusionada.
Y sé que, si procuro odiarte o enfadarme contigo, será un engaño.

Definitivamente, no te culpo por huir, pero no me merecía tanta indiferencia.
No puedo sentir odio, ni puedo sentir optimismo al acordarme de ti porque aún implicas mi presente. Ojalá el día en que te sienta verdaderamente lejos de mí, ojalá el día en que recupere el cachito de mí que se quedó contigo tú también lo hagas y recuerdes de dónde procedía. Y ojalá algún día me expliques por qué ahora te muestras tan indiferente, como si nunca te hubiera importado, por qué tan despreocupado; y pueda perdonártelo.

Pero, ahora mismo, sólo puedo estar decepcionada.