Aún me sigo preguntando de dónde sale todo.

sábado, 7 de febrero de 2015

Te abrazaría eternamente y no me quedaría a gusto.

No sé si esta será ya la cuarta cosa que escribo hoy sobre ti. Y es que no lo sé, porque ya no sé ni a qué llamo "hoy".
Tengo un serio problema contigo. Algo ha permitido que te cueles en mi cabeza y tu toxina se ha expandido por todo mi cuerpo. Siento que tú, o más bien tu recuerdo, corre en mis venas a todas horas y hace que me ahogue de forma permanente, porque ahora para respirar me hace falta tu aire. No sé qué nombre le darás tú a este tipo de contagios, pero desde lo poco que queda de mí en mi interior algo me dice que lo llame invasión. Me has invadido, no sé si a voluntad o por accidente; has ocupado ya casi todo mi territorio interno y mi último soldado permanece en pie debatiéndose entre rendirse o luchar contra tu ejército, y lo único que me preocupa ahora es que continúe con vida, continuar con vida.
Si me rindo ante ti tomarás mi ciudad, sobreviviré, pero no viviré; seré sólo testigo de lo que tú hagas con lo que debería ser mío. No tendré suficiente aire para respirar y al final tus toxinas morirían.
Si lucho contra ti y venzo, si te empujo fuera de mí, temo quedarme sin aire, temo perder la necesidad de tu aire colmado de polvos mágicos.

Una vez ya creí haberte derrotado. Ya me equivoqué una vez pensando que no volverías a asaltarme.
A veces te veía venir a lo lejos, atisbar el horizonte, cruzarte con mis ojos y marcharte.
Pero todo este tiempo desde esa primera batalla te has estado preparando para atacar con fuerza esta vez. Lo has conseguido: mírame, a punto de postrarme a tus pies en mi propiedad.

No quiero obligarme a echarte de dentro de mí porque tarde o temprano pedirás la revancha. No quiero dejar de quererte así porque tarde o temprano volverás a invadirme.
Pero si permito que incluso mi última pequeña parte racional te adore, toda yo sería tú. Y necesitaría una bombona de ti que me supliese continuamente tu aire para respirar.
Dependería demasiado de ti.

Te pediría ayuda para que no te me acercases, para reacostumbrarme a un aire vacío que vaya expulsando tus toxinas de mi sangre. Pero no quiero que lo hagas.

Me imagino que sólo me queda pactar. Respiraré tu aire para que tu ejército viva, pero ordenarás la retirada.

Tus toxinas se irán de mi sangre aunque tu aire las estimule, así que recuerda que desafiaremos nuestra propia naturaleza...

De momento. Por el actual bien de los dos.

Ojalá algún día mi ejército también te invada, pero a la vez que el tuyo conquiste mi tierra sagrada.

domingo, 1 de febrero de 2015

Entre inviernos fríos: Pasión, prisión, presión.

Pasión, prisión, presión.
Hemos ladeado la cabeza confusos. Hemos vuelto el rostro y mirado a nuestras espaldas, hemos desandado lo andado y volvemos a encontrarnos cara a cara... En este misterioso rincón perdido que gira por encima de donde llega la percepción del espacio y más rápido de lo que alcanza a recorrer el tiempo.
Volvemos.
Y ésta vez nos encontramos a un paso menos.
Tus ojos observándome con un brillo tragicómico romántico. Mi expresión quieta y callada, mi fachada escondiendo la agitación de mis partículas mientras entras en reacción conmigo. Y mis puntos débiles.
Alargando tus dedos para tocarme.
Una voz te grita que soy de cristal, pero nadie la oye. Mi voz se desgañita en mi interior, quizá por ello siento retortijones cuanto más cerca de mí se encuentra la electricidad de tus curvas dactilares.
¡Oh, por dios, acállala de una vez...!
Pasa un segundo eterno, de esos que nadie, ni siquiera yo imagino. Pasa un segundo de esos en los que pasa todo y después todo queda tan vacío que sólo queda hacer una locura para llenarlo.
Y rompes la barrera del viento que se cuela entre nosotros. Siento un insecto clavado en mi piel, absorbiendo mi sangre, viviendo de mí. Siento tu presión.
La presión de tus dedos en mi cadera, la presión de todo mi interior, que amenaza con explotar.
¿Pero a quién haría daño? ¡Basta ya de ser correcta!
Y entonces todo arde en un mar de explosiones y júbilo. Tu boca en llamas entreabierta ante la transparente visión de la mía, tus párpados medio cerrados, tus pestañas enarcadas y tu expresión de serenidad. Y me besas.
Y me aferro a tu pelo antes de caer empachada de sana ebriedad, pero caemos ambos, y ya siento tu presión de nuevo.
Tu calor adormeciéndome y tu reconfortante cobijo. Otra vez tu cuerpo sobre el mío.

[Fortgesetzt werden]

Euphoria

¡Son los Domingos!
Esos o sosos o locos. Esos de posibilidades, de hacer locuras, de quererlo todo, de dejar de razonar
               Tus manos en mi cuerpo,
de "de ..." de Delirio. De mirar al infinito un momento y a la nada el siguiente. De sentir la fugacidad
                    todo tú en mi piel:
de cada mísero momento tras vivirlo y
                            BÉSAME.
viviéndolo
todo a una vez. Efímero. Incomprensible.
Incognitante.
Mis
       Te (amo)
                Río (agua-R-dientes)
                         Sís (no Nos, si Sís)
Báñase el cielo    No (sí Nos, no Sís)
Mientras tú me besas Ve (n, ojos)
                                               Do 🎼
Y haces de mí                           S.A
                          ...                               ...
Esos que cuando empiezan son tan largos y cuando pasan ya han
                  una criatura deseable.
pasado y ni siquiera te lo planteas.
No te planteas nada.
                   Saldré a buscarte.
Ni siquiera qué no te planteas.
              Entre los resquicios de esta
Cielo negro. Luz cálida. Domingo hechizante.

                        luz trémula
                       te capturaré.