Aún me sigo preguntando de dónde sale todo.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Sin habla.

Sin habla por no poder respirar -o respirar muy bien- de tanto aire puro en mis pulmones, por llenarme de mil cosas y vaciarme de palabras.
Cada simple esquina rebosa vida, tan pronto es un laberinto como una referencia, me va a faltar el aire en cuanto salga de aquí.
Pero sin respiración, aunque no mucho tiempo, se aguanta; y cuando vuelva a por algo más de oxígeno apreciaré cómo él sólo entra en mi y se expande por mis pulmones, bronquios y venas; podré sentir cómo mi corazón bombea acelerado en el primer momento en que permita al aire estremecer cada célula de mi ser.
Todo alrededor deja escucharse música: mala, buena o, si hay dudas, la del mar. Nosotros cantamos, salgan gallos o salga la luna, y si nos llueve es selección natural. Lugar que te abraza como un hogar, gente que te trata como a una más; montes perdidos e higos chumbos de maíz, vistas inigualables y me haces feliz.

Gracias, y no escribo más porque sobran las palabras.