Aún me sigo preguntando de dónde sale todo.

miércoles, 24 de abril de 2013

Creeré por siempre encontrarte.




Heart beats fast,
colors and promises.
How to be brave,
how can I love when I'm afraid
to fall...?
But watching you stand alone,
all of my doubt 
suddenly goes away somehow...

One step closer...

I have died everyday 
waiting for you, 
darling don't be afraid,
I have loved you 
for a thousand years,
I'll love you 
for a thousand more...

Time stands still,
beauty in all she is.
I will be brave
I will not let everything
take away.
What's standing in front of me,
every breath,
Every hour has come to this...

One step closer...


I have died everyday 
waiting for you.
Darling don't be afraid,
I have loved you 
for a thousand years,
I'll love you 
for a thousand more...

All along I believe 
I would find you.
Time has brought your heart to me,
I have loved you 
for a thousand years,
I'll love you 
for a thousand more...

One step closer...
One step closer...

I have died everyday 
waiting for you, 
darling don't be afraid,
I have loved you 
for a thousand years,
I'll love you 
for a thousand more...

All along I believe 
I would find you.
Time has brought your heart to me,
I have loved you 
for a thousand years,
I'll love you 
for a thousand more...

                                                                  A mi principito.

lunes, 22 de abril de 2013

Hoy he vuelto a ser feliz.

"Hoy.
Hoy, no mañana, ni pasado, ni ayer."

Querida amiga, , que siempre vives en el momento para no perder nada de vista; , que aprovechas cada segundo para añadir una milésima de milímetro más a cada pétalo;, que te envuelves en las plumas de tus pájaros para alegrar todo desde los árboles en flor;, que llenas de un brillo mágico cada mirada de soslayo, frente e incluso espaldas, al atardecer;, que revuelves los cabellos rubios, morenos y pelirrojos creando una película de lazos hechizante; , que con tu calor embriagador rodeas de una sensación tan agradable a quien gusta de ti, te mira, te huele, te palpa y te escucha y a quien no; , generosa, amable y alocada niña traviesa que descoloca las normas del ser humano cuando incides sobre su cabeza; , poderosa, completa, colorida, hermosa. , primavera, que tanto ríes, y cuando lloras siembras hileras enteras de elogios sobre grandes mantas verdes que también riegas, que te escondes, divertida e infantil, tras las nubes, dejando un rastro de perfume de violeta y semillas de luz solar; que, a sabiendas o no de tu valor, te haces de rogar y cuando llegas haces rodar a tus amantes como peonzas bajo tu gran ojo dorado, sobre cielos estrellados de color arco iris.
, a ti te debo mi secreto oculto en una caja de cristal que imita madera, esa que resguarda su llave de plata entre las aguas de tus ríos cristalinos, esa posada que sólo puedes abrir cuando llegas y cerrar cuando te marchas con la promesa de una nueva visita tras medio año de lúgubres ramas desnudas. Pues por tu suave brisa me llegan los rumores de ranas que te vitorean y elogian, queriendo prepararte una gran fiesta; gracias a las verdes hojas que se persiguen a mi alrededor en volandas sé que aún vendrás incontables veces a saludarme; y si no fuese por los conejillos despreocupados que recorren tus bosques ante mi mirada atenta, no me daría cuenta de que no debo pensar en el mal invierno que ya ha concluido o el que está por venir.

¡Y larga vida al sol que anuncia tiempos mejores! ¡Y que demuestren gran escándalo las venas de los humanos a los que tú controlas! ¡Y que gorjeen por siempre los pajarillos alegres! ¡Y que lloren de alegría las cascadas con lágrimas de petirrojo y se estiren mares y lagos a su antojo! ¡Y eterna vida a tus pupilas ennegrecidas en forma de V que rasgan el cielo arriba y abajo, una y otra vez! ¡Y que experimenten con cálidos tintes las nubes de tus horizontes en la madrugada y el crepúsculo!
¡Y deseémosle una calurosa primavera a aquella que nos la permite!
Y tras noches y noches en las que te clamaba, exponiendo ante tus ojos la alegría que reposaba, perezosa, en túneles negros y gélidamente nevados, sale ésta a la luz, al edén primaveral, entre un sinfín de flores y manchas de colores por doquier.
Y hoy, querida primavera, puedo decirte al fin el secreto por el que te debo mil gracias:

 

He vuelto a ser feliz.


jueves, 18 de abril de 2013

Quiero demostrarles que no formo parte de sus juegos.



¿Quiere alguien decirme qué es todo esto?
¿Por qué huimos, por qué nos creemos autosuficientes? ¿Por qué dañamos, herimos, estafamos, robamos, maltratamos y terminamos con nuestra propia especie? ¿De qué nos sirve saciar nuestro odio irreprimible matando a alguien si al final eso no te va a dar más que problemas el resto de tu vida? ¿De qué? ¿Quiere alguien explicarme qué es lo que nos pasa? 
Sufrimos una enfermedad. Un problema grave, gravísimo, mortal; y lo peor de todo no es eso, sino que quienes lo padecen no lo perciben, porque de eso se trata. Hablo de la insensibilidad, ya no sólo hacia el resto, sino hacia nosotros mismos. ¿No nos duele cuando insultamos a alguien, por muy mal que nos caiga? ¿Nos satisface ver llorar, gritar, sangrar, patalear y sufrir a nuestros amigos, a nuestras familias, a la gente de nuestro entorno, o incluso a nosotros mismos? Y luego hay quien nos dice que tenemos que cambiar, mejorar; y entonces todos nos queremos tal y como somos y nos negamos a cambiar por nada del mundo, porque somos así. ¿Sabéis qué? Eso que decimos... No nos queremos, ni entre nosotros ni a nosotros mismos. Si lo hiciésemos nos daríamos cuenta de qué sienten nuestros amigos cuando les damos un empujón y les apartamos porque "tenemos un mal día" y lo cargamos con ellos; veríamos desde la otra punta del mundo a cada segundo el sufrimiento de la gente que padece hambre, dolor, tristeza, soledad, y querríamos ir y darles un abrazo a todos, hacer algo que parase el mundo, que terminase con todo este sinsentido absurdo; palparíamos el miedo de salir a la calle por todo lo que a uno puede ocurrirle a día de hoy; y notaríamos que todo esto ocurre mientras nosotros nos quejamos de ir a clase, tener muchos deberes, comer o no un plato, no tener el último teléfono móvil a la venta... Y lo querríamos cambiar por todos los medios. Cuando pienso en esa gente que lo está pasando mal, que está sufriendo, busco una experiencia en la que yo haya sentido lo mismo o algo similar, y lo multiplico por millones y millones, y resulta tan triste, tan agotador y cansino repetirlo una, y otra, y otra vez a lo largo de los días, que a veces prefiero que un meteorito destruya el mundo entero porque no veo que la sociedad esté progresando, y porque siento que caemos desde un precipicio, primero de plancha, después en picado. Rabia. Eso es lo que me está ahogando y con lo que escribo esto, y tengo la vaguísima (porque he decidido no confiar más en la raza humana, dado lo imbéciles que somos) esperanza de que sirva de algo, al menos para mentalizar a una sola persona. ¿De verdad estas cosas no nos duelen? ¿No nos da pena, decepción y tristeza ver cómo nos estamos ahogando unos a otros en un mar de aguadillas constantes? ¿No nos paramos nunca a imaginar un mundo en el que la gente se abraza sin conocerse porque se ven mal unos a otros, en el que una sonrisa por la calle una mañana soleada signifique un "buenos días, deseo que sonría usted mucho hoy"? No. ¿Y sabéis por qué? Porque ahora eso nos lo venden; nos quieren hacer pensar que las cosas son así; nos toman por tontos; creen que pueden contra nosotros, que nos controlan; piensan que un rey, gobernador o político sigue siéndolo sin su población, o al menos es lo que nos quieren hacer creer; pero lo siento mucho, a mí no me engañan. 

"Quiero demostrarles que no formo parte de sus juegos". 



Tenemos más poder del que nos hacen creer. 

miércoles, 3 de abril de 2013

Mi viejo amigo, Pasado.

Estoy loca. 

Loca, sí, como Don Quijote, que confundió los molinos de viento con gigantes y se enzarzó en una lucha contra ellos. Chalada hasta el punto de comparar la sociedad con los hombres grises del libro Momo, que no sabían más que fumar y ahorrar tiempo. Tarada hasta el límite de saborear en mi lengua el regusto doloroso de plantearme la perspectiva errónea del amor en Delirium (una enfermedad, lo más mortal de las cosas mortales), hasta empezar a creer que se está mejor solo por el mundo, totalmente solo. Pirada hasta sentir dentro de mí el dolor que expresaban Los juegos del Hambre, En llamas y Sinsajo.

Se me ha metido en la cabeza, como una mosca despistada, la idea de que me he vuelto majara. Y mis converse embarradas, mis vaqueros empapados y mi pelo asemejándose a una catarata lo confirman. 

Vivo quieta, pensativa. Enganchada en un bucle del que no sé salir, en un tornado enfadado que no frena nunca. O dando vueltas en un ciclón, como prefieras; en el que todos los peces se ahogan si no se muerden unos a otros la aleta caudal para formar un corro gigante. O quizá atrapada en una tormenta en el mar sin punto central de calma, o perdida en un planeta boscoso e infinito sin claros. Llámalo como quieras, que todos tienen el mismo nombre: Pasado.
Pasado es un viejo amigo mío. Sé que eso de "viejo amigo" se dice muy a menudo y que nadie lo entiende tal y como se expresa: para mí, éste viejo amigo al que todos conocen -pero del que nadie sabe nada y otros tantos forman parte- fue mi aliado en tiempos de gloria, y es mi enemigo en domingos de traición.
Hacía tiempo que Pasado no me visitaba, engalanado, vestido de traje y con una sólida rosa de arena en la mano para invitarme a cenar y beber un par de copas de su excepcional vino salado hecho con lágrimas. Sí, hacía mucho tiempo desde la última vez -en la que, sin duda ninguna, rechacé su propuesta-; siendo realistas, demasiado tiempo para ser cierto. Y, como supo que le echaba de menos y no podía ser de otro modo, hoy ha vuelto a llamar a mi puerta para llevarme consigo a la Gran Guerra del Tiempo y convertirme en su rehén, su fuente de información, su maniobra de contrabando.

Ésta vez, el "sí" se ha escapado de mi boca repentinamente, pero no ha sido un impulso. Mi instinto se lo ordenó, y soy incapaz de sentir resentimiento por ello. 

Mientras las afiladas gotas de lluvia se clavan en mi piel como dagas mojando mi ropa, calando mi pelo, llorando mis lágrimas; mientras el aire, incapaz de soplar más fuerte para sacarlas de mí, mece de oreja a oreja las historias que Pasado me cuenta; mientras los pies se me hunden en un camino de barro blando poco resistente y yo lo asemejo a la impotencia de recorrer toda mi vida de nuevo, echando de menos cada día; mientras tanto, soy total y completamente de piedra por dentro. No noto cómo mis mejillas se sonrojan por el frío, ni cómo se me encharcan los ojos, ni cómo me arden los pulmones al correr demasiado rápido por una cuesta en el acantilado mientras huyo de una sombra invisible, ni cómo me duelen los pies de doblarse excesivamente al pasar sobre las rocas, ni cómo me pesa el cuerpo cuando algún recuerdo bonito o alguna idea hiriente me cruza los nervios craneales, ni cómo respiro y suspiro ahogada entre sollozos lastimeros, ni cómo se me seca la garganta poco a poco y me escuece.

Tampoco me quejo de nada de eso, porque la nostalgia -que sí la siento, y vaya si la siento- es miles de veces peor. 

Antes de salir de casa estuve releyendo conversaciones en las que nada tenía sentido y todo era gracioso, en las que todos los que participábamos nos queríamos y nos halagábamos sin apenas conocernos, en las que no sabíamos nada y por las que supimos todo. Palabras estúpidas para algunos, tiempos de inflexión e inmadurez para otros, momentos hermosos de incomprensión y comienzo para mí que jamás volverán.
"Por aquél entonces existía un grupo de amigos que se apoyaba, que se quería: una hadita mágica que pintaba medias lunas en los rostros de los árboles, un unicornio obsesionado con gafas de sol multicolores, un pobre payaso triste y solitario al que la alegría de un abrazo le bastaba para todo el día, un felino de ojos claros y aspecto misterioso que observaba todo con cautela, un halcón despiadado que servía de guía al resto del grupo, y yo. Algo después aparecieron un delfín que nadaba en volteretas, andaba dando saltos y volaba con aletazos; una troll hermosa que adoraba los dulces, y un cazaestrellas de cabellos dorados que siempre contaba algún chiste y de vez en cuando mostraba su colección de luceros. Y un poquitito más allá en el camino, se cruzaron con dos ponies: uno manso y de pelaje suave, y otro libre y salvaje con ilusión en la mirada" 

Por aquél entonces, aquello era para siempre.

Lo malo llega cuando los "para siempre" están tan solicitados (en ocasiones por gente que no los merece) en la fábrica del cariño que las prisas hacen que los pedidos lleguen incompletos incluso a quienes pagan más por ellos. Y en los lugares en los que los "para siempre" se lograban mediante contratos, las inundaciones de mentiras los empaparon y los rasgaron sin piedad, convirtiéndolos en algo más pequeño que el polvo, que la ceniza.

Convirtiéndolos en Pasado, en nada. 

Y dicen que las cosas se acaban para que empiecen otras mejores. Y aseguran con miradas que si te quieres a ti mismo, quieres a tu Pasado. Y perjuran que vendrán tiempos alegres de nuevo. Y repiten películas de clavos que sacan otros clavos, de heridas que se cierran.

Y tienen razón.

Pero nadie dice que se prefieran las cosas que empiezan antes que las cosas que acabaron, aunque sean mejores. Y nadie asegura, ni siquiera cabizbajos, que querer a tu Pasado demasiado sea bueno. Y nadie promete hacer que los momentos alegres que vengan sean más alegres que los anteriores. Y nadie se atreve a destapar lo que se ve en las películas; pero los clavos arrancados dejan agujeros, y las heridas que se cierran, cicatrices.

Nadie imagina cómo añoro las cosas que empezaron hace un año, ni todo lo que vino después. Lo mucho que echo de menos la cálida y agradable primavera que me abrazó, el suave y lento verano que me tenía encantada. 

Y a veces pesa más el Pasado que una promesa de futuro.




Nadie, ni siquiera un niño que espera el final feliz del cuento adaptado de un suicidio, comprende la invasión de nostalgia que recorre mi sangre, envenenándola.