Lo era, porque estuvo y a la vez no lo hubo, arco iris (fue todo muy raro).
Lo fue, porque el sol salió, pero no fue sol; porque el cielo brilló, pero no fue cielo; porque las nubes taparon su brillo azul, pero no existieron; arco iris (fue todo muy raro).
Iba en el coche, se escuchaba el murmullo del río, algo ahogado por el mar de neumáticos que bañaban la carretera, pero no oía nada. Se veía la pequeña presa, los árboles desnudos del invierno pidiendo una vestimenta de hojas coloridas, pero no veía más allá del agujero negro de mi afligido corazón.
Sólo pude sentir dentro de mí el vacío que llevaba dentro desde hacía ya una semana, una eterna semana sin él. Sólo pude escuchar cómo, en todo recoveco de las almas que conozco, caía una lágrima hacia un inmenso abismo. Pude apreciar, bajo el refugio del techo del coche, cómo todas las personas que conozco estaban igual, o de un modo parecido a mí en ese mismo momento. Solas, tristes, nostálgicas, confusas... arco iris (fue todo muy raro).
Y sí, más de una vez dije que estaba bien, que lo había superado. Supongo que mis palabras se movieron solas, porque yo no sé ni cómo me siento; y no me gusta dar pena a la gente, así que lo harían para no preocupar a nadie. En la realidad se me hace todo tan confuso, y en los sueños parece todo tan real, que a veces me pregunto si sigo viva y no soy una especie de fantasma que divaga por la vida complicando la de los demás.
Soy como una montaña rusa: ya puedo estar baja, que de repente subo muy, muy alto para después caer de nuevo. Y todo ello en apenas segundos. Pero, claro, en la parte baja siempre toca esperar hasta que el carrusel suba las cuestas, así que creo que no me compensa. Este parque de atracciones tiene muy pocas volteretas.
Arco iris (es todo muy raro).
¿De qué estaba hablando?
Ah, la ruta de los recuerdos... Dimos juntas un largo paseo, larguísimo, duró algo así como meses. Meses de todos los recuerdos que quise volver a guardar en mi memoria, meses de sensaciones que intenté volver a sentir. Pero no, por más que miré aquél banco; por más veces que hubiera pasado por las zonas que frecuentábamos; por más momentos que mi mente hubiera retenido... esa sensación no volvía. Y creo que no lo hará hasta que me enfrente a su mirada.

Y sí, lo más raro es que no dejo de decir eso del arco iris. Y también, que esta entrada no está tan bien como el resto, digamos que la motivación viene y se va cuando le da la gana, pero yo siento que necesito hablar. Y como es un poco patético hablar sola en alto, escribo. Lo malo es que en una entrada no puedo escribir nada que signifique que no sé qué más decir sobre el tema, cosas como: "No sé, es todo muy raro"; o "Bueno, la cosa es que...", o "...Pues eso". Y, en vista de que yo no cesaba de decir esas cosas y cortar las frases a medias, ella me dijo que cuando no supiese qué más decir, dijese arco iris. Así que eso es lo que hago. Y bueno, como a la inspiración le ha apetecido marcharse de vacaciones, aquí cierro la entrada, no vaya a ser que empiece a decir chorradas... arco iris (es todo muy raro).