Aún me sigo preguntando de dónde sale todo.
viernes, 27 de diciembre de 2013
Latiendo escondido.
Bailando bajo la lluvia.
Ante todos los inconvenientes y detrás de cada cielo azul, bajo un sol ardiente o un manto de estrellas que juega al escondite y sobre todos nosotros, cubriéndonos, empapándonos, calándonos hasta los huesos. La lluvia, como el amor.
Esas sensaciones de libertad fugaces y maravillosas de cuya exclusividad no se puede disfrutar siempre que se quisiera, ese frío y húmedo recorrido por la piel que hace que desees más, que no te importe lo que venga después sino tan sólo el momento presente. Efímero, hipnotizante, locuresco.
Gotas, gotas que caen con fuerza y van a parar a ti, llenándote una a una un poco más cada vez de sentimientos que ya no sabes negar. Ganas incontrolables de gritar, de actuar, de dar brincos y girar sobre ti mismo imitando a cualquier animal. Vitalidad ardiente resurgiendo en las venas tras largos letargos en caparazones de hierro que han evitado que seamos lastimados, autoprohibiéndonos el deleite de la escarcha y el hielo.
¿Y qué mas dará si la lluvia me moja, si tardase cinco minutos más en llegar a casa por el peso de mi ropa empapada?
Y, aún costando lo que haya costado, la lluvia mi caparazón ha erosionado, he salido fuera y observado, han saltado chispas de mi corazón congelado y no, no había cicatrizado antes, pero mil gotas de mimos lo han reparado, el engranaje ya no está parado y, de tanto latir acelerado, ahora necesita sedantes.
lunes, 23 de diciembre de 2013
Alas de vuelo inalcanzablemente alto perdidas entre realeza de ajedrez.
No más secretos, no más mentiras, no más falseos, no más palabras a medias.
Es curioso cómo la vida te expone tus propias situaciones y soluciones ante tus ojos de forma metafórica. Es simplemente hechizante la forma en que hace mover sus hilos para crear todo ese espectáculo de fantasía gris e ilusiones desvanecidas, de burlas y señales alrededor que seguimos pero jamás captamos hasta que el destino que les corresponde se planta de pie y con los brazos en jarras ante nuestros ojos, quejándose de no haberle percibido antes y volviéndose así mucho más inundo.
Desde lo alto de unas pequeñas plataformas y un par de tacones nuevos las cosas se ven de otra manera. En este gran tablero de ajedrez en el que príncipes, princesas, reyes, reinas o simples peones que turnan roles todos volvemos al 0, al punto medio en el que yo no me arriesgo a perder por ganar, porque ni siquiera tengo -ni me son dadas- las suficientes razones para ello; al punto central en el que, simplemente, gano por dedicarme a algo que sé que no me fallará.
Puede que con el tiempo resulte aburrido, monótono, demasiado vacío y solitario; pero de la otra manera acabaría siendo mortal.
Narices, ¿qué locuras estoy diciendo? Ya no sé si luchar por que perduren intocables ambos lados de la balanza, ni si tengo o no razones para ello, ni a qué viene todo esto y qué pretende este enrevesado mundo con ello.
Incluso he empezado a dudar de mis propias alas...
Por cederte su magia a ti.
miércoles, 11 de diciembre de 2013
Quiero preguntarle algo al cielo.
¿Quién gana en esta lucha?
Pues cuando el dolor es demasiado fuerte para dejarse tapar por la sensibilidad de tu corazón de piel suave comienzas a dudar cuál debería sobrevivir en este caso, si tú debes jugar tus piezas para que los dos enemigos protagonistas, ambos en contra del mal, despierten de su siesta indecisiva y empiecen a mediar.
Sólo me queda esperar a que el cielo me responda para saberlo.
Beatles y Stones - Dani Martín.
Oh, qué precioso fue,
pero todo siempre acaba.
Yo, que ya no quiero ser
el problema de tu alma.
Y hoy no queda nada,
sólo quedará el recuerdo de este amor.
Y hoy, mi vida cerrada,
mal momento...
Oh, qué doloroso es
cuando algo se desgasta.
Yo, que ya no quiero ser
ese perro que no ladra.
Y hoy no queda nada,
sólo quedará el recuerdo de este amor.
Y hoy, mi vida cerrada...
No queda nada, ni mirar la vida hoy.
No queda nada, ya no eres, ya no soy...
Se ha marchado mi princesa,
ya no hay Beatles, no hay Stones;
sólo queda, y hace daño, este dolor.
No queda nada, ni mirar la vida hoy.
No queda nada, ya no eres, ya no soy...
Se ha marchado mi princesa,
ya no hay Beatles, no hay Stones;
sólo quedará el recuerdo,
sólo quedará la voz,
No queda nada, ni mirar la vida hoy.
No queda nada, ya no eres, ya no soy...
Se ha marchado mi princesa,
ya no hay Beatles, no hay Stones;
sólo queda, y hace daño, este dolor.
martes, 10 de diciembre de 2013
Mil y una formas de ser en historia.
Horas autoeducativas de silencio.
...
Una luz tenue que casi no veo, una sensación pálida y frágil, el bostezo de quien se despierta perezosa y lentamente una mañana de principios de primavera con el dulce trino de un pájaro y un rayo de luz que se cuela por la ventana de mi ático. Buenos días.
Me enderezo suavemente deslizándome bajo las mantas aún embarulladas de mi cama, dejo ver mis brazos por fuera del edredón y con delicadeza me estiro y bostezo. Un último segundo de lentitud... ¡Y arriba!
Salgo de la cama de un salto y comienzo el día con un movimiento enérgico de cabeza, en un intento de colocar cada mechón de pelo en su sitio, lo que, por supuesto, acaba en un desastre similar al de una melena de león. Quejicosa conmigo misma, enciendo la minicadena de música. A saberse qué CD dejé puesto anoche. Empieza a sonar la música y no la reconozco de inmediato, pero no está mal para empezar la semana. Me miro al espejo y sonrío, un día más para mí.
Me pongo el bañador y un chándal, voy dando saltos a la cocina y me preparo el dulce y frío café que me mantendrá con la tensión alta todo el día. Me lo bebo de un sorbo y salgo de casa como una bala, con una sonrisa en la cara y los ojos brillantes por la joven luz del amanecer primaveral.
Llego a la piscina, donde, como siempre, se encuentra la amable secretaria que, como siempre, me saluda alegremente. Le devuelvo el saludo y paso a los vestuarios. Me cambio, y en seguida entra a la sala Meg. Me apresuro a acercarme a ella y me tiende el gorro elástico que nos obligan a llevar cuando nadamos. Le ayudo a ponérselo con cuidado, pues tiene el pelo muy débil.
Es una rutina diaria silenciosa, porque la verdad es que nunca he sabido más de ella que su nombre y que no sabe ponerse el gorro. El primer día que llegó me preguntó educadamente si podía ayudarla, y lo hice; y al siguiente se repitió la escena, y así sucesivamente hasta que empezó a venir con el gorro ya en la mano y me acostumbré a leer la amable petición de ayuda en su rostro sin que hiciese falta que pronunciase ninguna palabra.
En realidad, tampoco quería irrumpir en la intimidad de aquella mujer que no sabía ponerse el gorro de piscina. Yo acudía allí para dedicarme un rato al día, para olvidar todo cuanto tenía alrededor generalmente y para comenzar a autoeducarme. Sí, autoeducarme. Y precisamente lo que menos me distraería sería hablar.
...
Frío/Frío/Frío
Niebla, niebla y hielo, hielo y punto.
Y no es martes, ni sábado, ni es semana, ni mes ni año, porque nada lo distingue.
Es frío.
Frío del frío del frío.
A los calendarios se les han borrado las fechas, enterradas entre tanta escarcha, a los relojes se les han congelado las agujas. Ya nada corre, el tiempo no se marca.
Sólo una vez a la noche la luz del cielo, de repente, se enciende; y sólo una vez al día la luz del cielo, de repente, se apaga.
Alrededor las cosas surgen sin anticipación de entre una niebla que cala en el alma cuando se vaga por las calles infinitas, irreales y tétricas de esta ciudad fantasma. Es un valle de nubes mullidas que no dejan paso a lo sólido, una barrera que aísla del calor humano con el que funciona el corazón.
El viento ruge e impide la resistencia, la vida muere y el frío congela.
Mi mente no encuentra escapatoria alguna que no sea hacer punto. Revés, derechas. revés, derechas. revés... y punto.
miércoles, 4 de diciembre de 2013
De indefinido a invisible.
¡Y qué bonito es que las cosas ocurran inesperadamente y de la manera más extraña posible cuando no te centras en ellas, cuando ni siquiera te las imaginas... y que de repente, igual que han llegado, se vayan sin más, arrastrando rostros de confusión inmejorables y haciéndote pensar!
Y dirán que lo bueno se acaba, que lo que nace se apaga, que igual que vino fue... Pero en algún pequeño recoveco de mi mente existe la posibilidad, y sus votos van en aumento, de que en ello se encuentre la verdadera emoción del asunto. ¿Y acaso no es un hecho que las cosas monótonas aburren? ¿No nos cansa la rutina de las semanas, e incluso a veces el sofocante calor del verano o el frío del invierno?
¿De qué nos quejamos cuando las cosas buenas se terminan sin razones coherentes? Ese recuerdo dejará un hueco para algo mejor y, siempre que tú cumplas su propósito, lo recibirás.
Así que a ti, que has venido a mi vida, has brillado con una luz de un color indescriptible y totalmente nuevo, la has inundado y, de repente, has desaparecido sin decir ni mu, quiero decirte que no voy a llorar, ni a sufrir por tu marcha. Simplemente, me resignaré a preguntarme eternamente qué pasó para que te camuflases de indefinido a invisible, y tu recuerdo quedará guardado en una de las miles cajas de cartón que llevo contadas residiendo dentro de mi cabeza, en la sección despolvorizada de las experiencias memorables.
¡Bienvenido a tu nuevo hogar dentro de mí! Espero que te acostumbres, es mucho más oscuro y frío que mi corazón...
Con (
tuya y, muy a mi pesar, esperándote.
domingo, 24 de noviembre de 2013
"Fuera se escucha una negrura impenetrable y se ve un sonido que se asemeja al de la lluvia. Huelo un tacto suave que me recorre la mejilla, y toco un olor que despierta mi nostalgia."
25 de Noviembre. Maldito el domingo en que la lluvia empapó todas las perspectivas de planes por hacer, maldito el calor helado que las convirtió en ceniza que sólo revive mientras sueño.
Ha pasado un año, y casi es como si fuese el mismo día. Con la única diferencia de que yo he cambiado, y el mundo a mi alrededor también. Con la palpable similitud de que mi alrededor sigue sin volver a ser el suyo.
No quiero escribir nada triste, considero que este día es como cualquier otro, su espacio vacío sigue siendo el mismo que ayer y el mismo que será mañana, y la nostalgia que de vez en cuando me abate no se muestra indiferente.
Hoy quiero darle las gracias por todo lo que me ha ayudado desde entonces y hasta entonces, por todo el espacio que ocupó en este mundo y todo el que ha ocupado y ocupa en mi corazón. Quiero agradecerle que me enseñara la belleza del mundo y la naturaleza, que me permitiese disfrutar de las pequeñas cosas de la vida y que me haya guiado en todos los sentidos en que podía haberlo hecho. Quiero que sepa que he estado mal, y que si no lo hubiera estado no habría aprendido a sentirle ahora, no lograría sonreír de la misma manera sincera de la que lo hago. Que sepa que cada día que pasa pienso en él con eterno agradecimiento por acompañarme, por hacerse cargo de mi mente y reservarme unas clases intensivas de reflexión para lograr alcanzarle al otro lado de la pared invisible e intocable que nos separa. Quisiera que no hubiese ocurrido y que estuviera aquí, que no hiciese falta que escribiese nada de esto para decirle cuánto le quiero y cuánto le necesito; pero en la vida las cosas pasan, y no hay nadie ni nada más sabia que ella... Ella sabrá por qué razón lo permite. Quizá no lo descubra nunca, quizá tampoco necesite hacerlo; sólo sé que, de algún modo, logro sonreír a pesar de ello porque sé que es gracias a él, logro sentirme llena y repleta de sueños, de propósitos por cumplir, de cosas buenas que completar siguiendo su ejemplo.
Siento que estoy hecha cada vez un poco más de él y otro poco de mí, y que mientras no me pierda a mí misma nunca me faltará él. Siento que sigue por aquí cerca, que por las noches ronca cuando no me entero y que se acerca a ver el atardecer por mi ventana cuando el cielo se pinta de los colores de las puestas de sol. Le veo en cada luna, en cada mirada brillante, en cada sol y en cada sonrisa; le veo en los padres jóvenes que juegan con sus hijos, en todo aquél que hace algo por otra persona. Le veo en la bondad de la gente y en compañía cuando disfruto, le veo cuando estoy sola, cuando escucho música, cuando toco la guitarra, cuando estudio. Le veo y veo que está en mí, que no se ha ido, que su voz aún está grabada en mi cabeza y que su rostro es parecido al mío.
Espero que, sea donde sea el lugar desde el que se le envía a mi pensamiento, allí sea feliz y disfrute como el niño que siempre quiso ser, que siga mordiéndose las uñas y enfadándose cuando le asusto antes de darle las buenas noches, y que, sobre todo, nos recuerde a mí y a mi familia, porque nosotros aquí le extrañamos mucho.
Hola, 25 de Noviembre. He logrado sobrevivir a ti usando tus propias armas sin hacer daño ninguno, espero que hayas obtenido lo que buscabas.
sábado, 26 de octubre de 2013
Se suceden estaciones, vueltas completas al sol y cambios de órbita.
25. Un 25 más. Un segundo más de vida, o menos.
¿Otra coincidencia, otro fallo, otro sinsentido?
Me permito dudarlo.
El cielo cae. El azul de la mañana se ve rasgado de repente por una gran hendidura que muestra su brillo más profundo, sus vísceras de luz, sus tardíos goteos de sangre transparente y húmeda que me cala hasta los huesos. La tormenta ha empezado, a mi alrededor un genio que combate contra si mismo llueve, empapa, truena, asusta, grita, ruge y maldice su suerte, pues presiento que desaparecerá. Debajo de mí aún aguardan las flores, por lo que yo ni me inmuto. De vez en cuando me sequé algunas de las lágrimas del genio porque sentí que rodaban por mejillas ajenas, y de vez en cuando las dejé correr, libres, por donde quisieran.
Al fin y al cabo, si me encuentro aquí es porque quiero, a pesar de todo lo que conlleva.
Una fina máscara de dudas se posa, sin más dilaciones, sobre el rostro anonadado de mi genio triste..Él no ha desaparecido, sigue ahí, pero sabe que no le veo y eso le hace sentirse seguro. No entiendo por qué se esconde de mí...
La niebla habla, le susurra al viento con sus formas poco ensayadas y, al ver que éste no la entiende, se enfada, se rebota, se cuela silenciosa en el interior de su ignorante compañero. Entonces grita, ulula, congela con su corazón frío y corre, veloz como un hilo de plata, siempre entre los recovecos del aire, siempre en su fuero más interno. Corre huyendo de una sombra que le da miedo; corre huyendo de si misma.
Huye tan lejos que desaparece de mi vista. No deseo preguntarme a dónde ha ido: no lo hago. ¿Y el genio? ¿A dónde ha ido él? Espero pacientemente la siguiente visita. Se suceden estaciones, vueltas completas al sol y cambios de órbita, pero nunca nada cambia hasta que no se observa un cambio cada vez más difícil de percibir. Suceden agujas, cronómetros, relojes del tiempo y vasos graduados donde verter el tiempo, hasta que reparo en ello. Entonces me hundo por un segundo y mis flores se debilitan, huyen, escondiéndose entre sus raíces, y por error se topan con unas misteriosas habichuelas de fuerza inimaginable que las eleva hacia lo alto, arrastrándome a mí, hacia esa zona azul que tan simple me ha parecido y que por fin he tomado como un cambio más; y me río, la luna se me posa ante la boca y soy incapaz de ver el mundo de la misma forma.
Mis dedos rozan la gran bóveda y se manchan de polvo de hada, el cual se desvanece con la suave brisa cálida; y mis trazos a mano alzada completan una pincelada de un tono más oscuro. Vuelo, salto entre las nubes, me dejo llevar de un lado a otro, hago uso de mis corazonadas y creo mi hermoso atardecer, sólo para mí, destalla este cambio.
No me despertéis si estoy soñando.
domingo, 4 de agosto de 2013
Sejas es mi vida, y su gente mi pasión.
Gracias.
¿Que por qué? Por todo lo que me habéis demostrado, por todo lo que me habéis hecho aprender...
No pensé que en doce días una flor pudiese crecer tanto como para llegar a tocar la barrera del infinito y seguir más allá, rodear con sus brazos las estrellas y agruparlas a todas con finos hilos de plata, creando una complicada y hermosa red que se extiende a la larga a ras del cielo, ya siendo de día, ya siendo de noche. Ni siquiera mi alocada mente había llegado nunca a imaginar que en algún sitio del mundo tan cercano a mí existiría gente tan maravillosa, alegre y cariñosa como lo sois vosotros; personas que disfrutan la vida pedazo a pedazo, brisa a brisa, gota a gota, sin importar el cuándo, el dónde o el qué, sin pararse a pensar en el quién, el cuánto o el cómo; humanos que viven por dar lo que tienen: todas esas muestras de cariño, esos compromisos y ese interés en ver sonreír al resto. Con vosotros me he sentido rodeada de amigos, de gente querida, de personas auténticas y apasionadas que viven de verdad en vez de limitarse a sobrevivir. He visto siempre entre nosotros esos hilos de plata que nos envuelven y no nos separan, esa amistad incondicional y el cariño fraternal que me hacía sentir como en casa... Y quereros cada día más, y todos esos recuerdos que hemos forjado con el tiempo y la alegría, y la fuerza de ser todos una misma persona, y el compartir una misma forma de vivir el día a día hacen que no quiera perderos, que desee estar para siempre en ese albergue en el que se ha quedado una parte de cada uno de nosotros que jamás se irá de allí.
Gracias, porque han sido doce días inolvidables, miles de experiencias inigualables, muchas personas excepcionales y un montón de secretos y cotilleos irrevelables... Por cómo sois cada uno de vosotros, con vuestras torpezas y estupideces y cada cosa que os hace especiales y os abre una puerta en los corazones del resto.
Y porque, después de todo, sé que donde hay gente hay alegría; y donde hay alegría, hay amor; y con esto y unas "pocas" lágrimas de despedida, hay una familia que demuestra que siempre, SIEMPRE, perdurará en el corazón.
Sus quiero.
domingo, 30 de junio de 2013
Entre veranos fríos: Pensando... ¿cuándo...?
"¡Buenos días, marinera de la mar!" escucho.
Supongo que al oír "marinera" se da por hecho que se trata de algo de la mar... Bueno, y qué más da, estoy de vacaciones, ¿de qué me sirve pensar?
Y eso es exactamente lo que quiero hacer, dejar de pensar por un momento, dejar de comerme la cabeza y sentir, simplemente dejarme llevar por las olas que navegarán bajo el barco sobre el que viviré la próxima semana.
¡Y sentir el frescor de la brisa golpeando como puños de hielo mi vestido al caminar por la proa! ¡Y conocer los lugares más hermosos desde el alféizar inexistente de la barandilla con paredes transparentes! ¡Y gritar a los delfines que naden, que nos echen una carrera, que vengan a por mí y me sirvan de guía en el hermoso mundo marino de la mar!
Aunque ya se supone que el mundo marino es de la mar...
Y muchas veces me pregunto si mi atolondrada mente tiene remedio, si algún día encontraré a alguien con quien no me haga falta pensar en absolutamente nada, en cuya mirada pueda perderme entre silencios nunca incómodos y en cuyos brazos pueda acurrucarme con confianza en las gélidas noches, alguien que siempre tenga una idea sobre qué hacer, que quiera, como yo, explorar, conocer, aprender de todo y vivir... Y jamás llegar a ser adulto, jamás entrar en el programa económico que nos tienen predefinido desde que nacemos, eso de especializarnos en una sola cosa y olvidar las demás, y dedicarnos a ella toda la vida terminando hartos... No se puede ser humano sin mente, igual que no se puede serlo sin corazón.
¿Y cuándo se cumplirán todos nuestros sueños? ¿Y cuándo nos dejarán vivir a nuestra manera? ¿Y cuándo encontraremos todo lo que andamos buscando? ¿Desesperaremos en la espera?
Quién sabe. De todos modos, da lo mismo, estamos de vacaciones...
jueves, 27 de junio de 2013
Yesterday love was such an easy game to play.
Y, sin quererlo, te odio tanto como te llegué a querer.
Y no fue poco...
Con el paso del tiempo el ahora nos ha camuflado, el pasado nos ha hundido en nuestra propia canción y los relojes han contado mucho de mi tiempo sin ti. Siendo aún soñadora como solía serlo, me corregiría y llamaría "demasiado" a ese tiempo, pero no, ahora ese para mí es el tiempo suficiente para aprender de ti y conocerte de verdad sin ser descubierta. Es triste, pero soy la misma incógnita para ti que cualquiera, soy la misma mirada exhaustiva que se pierde, la misma tentación incontrolada y la idéntica traición de todas tus cualquiera supuestamente especiales. Ya no sé si realmente algún día, fuera de todo el meollo de nuestra historia cualquiera, llegué a importarte; si no me hablas únicamente por cumplir. No se equivocaban cuando hablaban de las confusiones que despiertas, ni de tus hermosas y dulces mentiras, ni de tus globos pinchados por donde no se escapa el aire, sino los segundos de confianza y cosas reales... No se equivocaban cuando me advertían del peligro que corría a tu lado, ni cuando negaban que pudiese separarme de ti aún queriéndolo. Y tampoco me equivoco yo si afirmo que eres como un trágico cuento de hadas, que en realidad no existe, y que termina triste.
Ahora dime, ¿qué ves, sino decepción y muerte, en estos ojos verdes que fotografiaste? Sí, sufren y, ¡qué raro!, otra vez, lo hacen por ti.
domingo, 9 de junio de 2013
You're my only hope.
There's a song that's inside of my soul
it's the one that I've tried to write over and over again...
I'm awake in the infinite cold
but you sing to me over and over and over again...
So I lay my head back down
And I lift my hands and pray
to be only yours, I pray
to be only yours,
I know now you're my only hope.
Sing to me the song of the stars
of your galaxy dancing and laughing and laughing again...
When it feels like my dreams so far
Sing to me all the plans that you have for me over again...
So I lay my head back down
And I lift my hands and pray
to be only yours, I pray
to be only yours,
I know now you're my only hope.
I give you my destiny,
I'm giving you all of me...
I want your symphony,
singing in all that I am
at the top of my lungs,
I'm giving it back...
So I lay my head back down
And I lift my hands and pray
to be only yours, I pray
to be only yours, I pray
to be only yours,
I know now you're my only hope...
jueves, 30 de mayo de 2013
Entre veranos fríos: Nada de recto. Nada de llano. Nada de agudo. Perfecto.
Estoy sola. Estoy sola, y escribo.
Escribo.
Y lo hago por no gritar.
Podría hacerlo. Podría aullar, soltar en una exhalación muda, ensordecedora, el mundo que me ahoga por dentro de pies a cabeza, permitirme dejar mis aires de niña buena para transformar mi apariencia, por tan sólo un liberador instante, en la de un gigante enfurecido. Podría hacerlo.
Todo eso.
Ha cambiado.
Ahora todo está más vacío. El cielo llora con ganas, debe llevar mucho tiempo observando este increíble incendio y ahora; al verme volver, explota de rabia, enojado conmigo. Me ha echado de menos, pero en sus gigantescos pómulos negros leo su incomprensión ante mi repentina huida y mi fresca, sinvergüenza e inesperada vuelta. Está tan ciego de rabia que presiento que trata de ahogarme, de empaparme el pelo desde la raíz a las puntas y dejarme morir así, aquí mismo, en una ciudad fantasma ya inexistente, habiendo sido ahorcada por mis propias marañas entre mechones castaños. Recito una plegaria en mi mente, deseosa de consolarle. Créeme. Nunca quise hacerlo. Ni siquiera recuerdo por qué me fui... Quizá lo hice porque pensé que pondrías el tiempo a salvo. Que lograrías mantener por siempre el control de los relojes de la ciudad que ahora invita a imaginar las llamas que la sucumbieron. Y entonces decido que es mejor que me calle, porque la lluvia choca cada vez con más fuerza contra mi cabeza, como infinitos proyectiles sobre una diana. Una diana colocada en medio de ninguna parte... Porque aquí hay algo que no encaja. Faltan cosas. Ya no sobra nada, porque no queda nada que pueda sobrar. Eso es.
No queda nada.
.jpg)
Sólo veo, intactos, yaciendo en el centro de estas ruinas, en el ojo de todos estos edificios destartalados, mugrientos y abandonados: una guitarra, una mariposa, y un gato de ojos azules con una hermosa sonrisa que recuerda al gato de Cheshire. Y se me pasa una idea tonta por la cabeza, ojalá fuese una actriz con el papel de Alicia en el país de las pesadillas, y todo esto no fuera más que un decorado que pretende asustarme, una trampa que me atrapa entre fachadas ennegrecidas, árboles desgarrados y escombros por todas partes. No hay nada más.
Ya no queda más vida...
Sin quererlo, recuerdo algo. Un lugar. Un esbozo, un boceto inanimado estrangulado por una neblina azul bañada ligeramente en los despuntes del alba. Lucho en silencio por mantener la boca bien cerrada, pero la corriente es más fuerte: se cuela entre las fisuras de mis labios y se interna por los túneles que cada par de mis blancos dientes perfectamente alineados descubren; recorre mi lengua provocando una escalofriante corriente eléctrica que viaja acelerada por mi espalda; sopla más fuerte al llegar a la campanilla, haciendo que emita involuntariamente un suspiro largo y pesado, y me asfixia en la garganta, encabezando una ola de ansiedad que se propaga por el resto de mi cuerpo y me obliga, sin querer, a moverme. No me doy cuenta de ello hasta que me pierdo en algún cruce que pudo ser una plaza, y continúo vagando por la básica estructura ósea, descarnada e irreconocible de la ciudad. Por un momento estoy segura de que, si el terreno agrícola de los alrededores hubiese cambiado apenas un poco, dudaría, a pesar de las indicaciones de los caminos, de que este tétrico parque de atracciones fuesen los restos de donde viví y crecí hace, relativamente hablando, tan poco tiempo. Resulta increíble pensar que toda esta película de casetas con vigas y columnas formase parte del cuerpo completo de la urbe. Simplemente, antes ni siquiera habría parado a plantearme lo que habría tras las hermosas fachadas de piedra romana o cemento.
-¡Oh, mi querida...! ¡Cómo has cambiado! No te reconozco. -Grito, sin problema ninguno, al viento gris. De todos modos, aquí ya no parece quedar nadie que pueda oírme.
O eso pensaba.
Y ahí está. Hace su interminable aparición desde una esquina de la calle situada enfrente mío. La niebla que le rodeaba, ocultándome su visión, ahora se acumula a su espalda y le abre un camino hacia mí con la forma irregular de su figura. Me mira, y por un instante leo en su expresión una sombra negra de resentimiento agudo, un rencor que aún no ha olvidado. Y de repente, como si hubiese sido una simple ilusión, todo eso desaparece, y yo me quedo quieta, detenida en seco por el impacto de una pared transparente que acaba de caer, haciendo un sonido dulce, emotivo y musical. Y por fin, después de correr aquí y allá continuamente durante varios años, me siento libre. Porque sus labios acaban de recordar cómo se pronuncia mi nombre.
Sonrío, de forma superlativamente sincera.
He de admitir que me equivoqué, que hay más vida aquí que la de las cenizas voladoras que me hacen cosquillas en la nariz al respirar. Ahora él está también, devuelto a la vida en la que se siente. Está, está... Está aquí, pegado a mí. Respirando. Mirándome con sus ojos marrones desde algún punto por encima de mi cabeza. Durante este breve momento, no quiero pensar, ni juzgar, ni interpretar. Quiero aferrarme a esto poco que aún me queda. Agarrar con fuerza su sudadera y apoyarme en su pecho, dormir acurrucada en ese pequeño hueco y despertar de este mal sueño a su lado, mientras me acaricia la cara y recorre con sus dedos mi pelo. Confiarle a puerta cerrada que le he echado de menos.
Y mi razón vuelve, y piensa que ya basta. No más conferencias. No más credulidades.
Siento que hasta que este martilleo continuo en el tímpano no acabe no lograré hablar. Quizá ni respirar. No sólo porque no sé qué decir, sino porque la niebla se ha apelmazado entre nosotros y me ahoga. Toso con dificultad, me tapo la boca.
Y así, repentinamente, se inclina y me besa la frente.
Es simple, conciso, breve. Pero lo esconde todo, todas las lágrimas que derrama mi pelo, todas las que sus oscuras ondas balancean hasta dejarlas caer en alguna parte al azar de sus características facciones. Todos los segundos contados desde el principio de todo esto.
Y no es una pesadilla. Aunque tampoco un sueño.
Es un saliente secreto, un escondite. Una almohada que me invita a caer, a descansar para mañana comprender mejor. Y dejo que mi cabeza repose en ella, formando un ángulo perfecto. Y, lentamente, me dejo llevar por un manto oscuro lleno de estrellas, un techo color caoba que brilla en la oscuridad de la heladora noche de verano que nos envuelve; mientras me canta melodiosamente miles de canciones interpretadas por colibríes, petirrojos y pajarillos comunes.
Y le miro despacio, y me permito hundirme, abatida, en la profundidad de sus pupilas. Una profundidad ocupada, pulcra, limpia. Como si acabasen de llenarse de agua tras esperar, huecas, algo que no llegaba.
Pero acaba de llegar.
Olvido todo mi alrededor por un segundo eterno. Mi ciudad devastada desaparece entre la niebla, que a lo lejos parece retorcerla y doblarla, y meterla en la lámpara de un genio que no volverá a despertar.
Y ahora sé que aquí concluye mi búsqueda.
miércoles, 29 de mayo de 2013
Entre veranos fríos: Pasión, prisión, presión.
Hemos perdido en un segundo todo lo apostado.
Y es un instante. Un breve y efímero instante que se disuelve entre un aire cargado de
Es un maldito instante, un apenas existente momento, tres segundos de velocidad de luz.
No puede ser tan importante, ni tan doloroso.
El cielo está teñido de rojo hoy, rojo fuego, rojo ardiente. Recuerda a un apocalipsis en el que el sol explota de ira, y toda la sangre contenida en su brillante esfera se esparce alrededor como gotas en el cristal, como... Como glóbulos rojos sobre agua salada.
Eso es, sangre que se traga la sal, sobre heridas apaciguadas por el mar.
Y, dime, ¿qué es aquello de allí, esa anguila que corre hacia la derecha, empujada por una corriente de viento? Son nubes... Nubes negras. Hermosas almohadas plagadas de escorpiones que quieren llorar... Y se dirigen en tropa hacia mi destino. Cómo no. Y qué mas... Veo cómo la tormenta se avecina, observo con detenimiento el cielo a mis espaldas, y la masa negra de delante. Me parece encontrarme en la tarde nublada más hermosa del universo... Gracias a que es tan triste. Espero con ansia que llueva. Que llueva, y las lágrimas de los insectos sanguinarios me calen el pelo, que me lo peguen a los ojos, que les prohíban atisbar cualquier algo aún estando a dos milímetros de distancia. Que mi memoria se quede ciega.
El problema está en querer demasiado a quien no debes querer.
En ser tan tolerante que los analfabetos de sensibilidad te confundan por tontolerante, y permitirlo.
jueves, 23 de mayo de 2013
Os habéis equivocado de persona.
"¡Bienvenidos a la nómada tómbola trucada sin truco!
¿Que dónde está el truco? En que parece realmente fácil coger el cariño, sin más, del escaparate del alma y llevártelo, sin pagar apenas unas simples palabras que no significan nada.
Por eso tampoco hay truco, porque parece muy fácil...
Y, verdaderamente, lo es."
¿Qué os parece? He creado mi propio tenderete ambulante, mi propia trastienda invisible de cajas amontonadas en vertical de un líquido que no se evapora, que sólo sabe solidificarse. El cariño llegó a mi local defectuoso tras el largo viaje desde Loss (La pérdida); porque en la Academia de Magia para Materia No Viva no logró superar el examen de disolución-desaparición. Creo saber; sin embargo, por qué le permitieron venir al mundo de los humanos: creyeron que un cariño sólido podía hacer más que un cariño que se autodestruyese por momentos. Claro, supongo... Lo que no sabían era que, ya queriendo o no, si no se destruye a sí mismo, el cariño acaba destruyendo alguna otra cosa.
Y ésta vez, por ser la dueña de la única tienda en la que caben tantas cajas de cariño defectuoso, me ha tocado a mí ser la elegida.
Quizá no tenga opción. Quizá esté condenada para siempre a vender estas estúpidas y malditas cajas a cambio de baratejas e inútiles palabras, quizá tenga que observar día a día cómo la gente se detiene, curiosa, a leer mi cartel; otra nueva forma de venderme que yo no pedí. A lo mejor, en esta vida que me ha tocado, no tengo más función que sonreír cuando un cliente se apoya en el mostrador y me dice lo guapa que voy vestida; y obedecer cuando se me pide con fingida cortesía una caja de ese pigmento único y mío que se anuncia a la entrada. O puede ser que esté atada de pies a cabeza por una cuerda invisible que tira de mí cuando alguien se lleva mis cajas, tras darme un beso y sonreír y acariciarme la mejilla y darse la vuelta para no mirar atrás; y que me aprieta más en vez de liberarme, con una simple conversación que vaya más allá de la miseria que, a voluntad, ofrecen todos los que pasan por aquí, de la opresión que siento en el pecho al estar metida en tal tetraedro, sin aire acondicionado ni agua.
O puede ser (pero ésta es la opción más "remota" de todas), que mis males se traten de un conjunto de todas ésas cosas.
Bien.
Pues me niego a aguantarlo más.
Aquí la dueña de las cajas soy yo, y puesto que está demostrado que la maldita sonrisa hipnotizante de cualquiera de mis clientes logra ablandarme y ceder; haré que, ni queriendo, tenga capacidad yo misma para regalar una sola más de mis cajas. Quedan ya demasiado pocas sin utilizar, sin ser aprovechadas; y dicen por ahí que la escasez es sinónimo de riqueza. Creo que me merezco de sobra esta pequeña muestra de agradecimiento hacia mí misma, representada en cerrar con llave y pestillo desde dentro las puertas del almacén donde guardo mis cajas, para que nadie más pueda hacerme sentir admiradora suya y desdichada por ello a la vez. Quién sabe, puede que jamás logre abrirlo de nuevo. Quién sabe, tampoco nadie puede saber si querré hacerlo o no.
Hoy he salido, por fin, de mi tienda encantada. He roto a patadas el cartel que la anunciaba, y he sentido en mi piel la brisa de la noche dormida. Dormida y sosegada para ellos, y agitada entre sueños para mí. He visto con claridad eso a lo que llaman luna, y reconozco que es lo más hermoso que existe; he recorrido con mi mirada cada atisbo de vacío entre las dulces hojas de los árboles, que cantaban nanas a los pájaros mientras tanto, con la única compañía instrumental del viento. He escuchado en mi cabeza una melodía de escape, algo así, idéntico, a The final countdown. He respirado profundamente y me he llenado de una sensación embriagadora pero un poco triste: la de construir rápida y fluidamente un muro de piedra sobre mi piel y varios fosos alrededor de mi alma, la de cubrir como a una tumba toda mi sensibilidad y dulzura, la de perderme a mí misma por mi propia protección. Quizá suene egoísta, probablemente lo sea. ¿Acaso a alguien realmente le importa? ¿Acaso se tiene en cuenta algo más de mí que mis cajas?
"Aquí tenéis vuestro truco, malditas y queridas alimañas inconformistas:
Os habéis equivocado de persona."
miércoles, 22 de mayo de 2013
Bienvenido a mi mundo invisible de sombras que regalan cariño, Gontz.
No lo entiendo.
He nacido en un mundo herido que deseo mejorar, he sido observada mientras crecía por las calles de ésta, mi ciudad; y he sido una niña como cualquier otra, llena de fantasías y sueños, con un nombre semisumergido en el mar. He conocido lugares encantados realmente hermosos, puestas de sol que me dejaron sin aliento, tengo miles de recuerdos borrosos, y ahora busco comprender lo que siento. No sé cuántas sonrisas fugaces he dibujado bajo el cielo, cual Wendy de cuento hipnotizada; he crecido entre figuras grises de hielo, una venda de arco iris me ha mantenido armada. He sentido la mayor gracia en momentos de tristeza, he amado, llorado, y en todo he encontrado belleza. He disfrutado y descrito el lugar en el que quiero ubicar mi vida, he soñado con volar y explorar, y besar cada herida.
Y sin embargo, entre tanta flor de color llamativo; tanto canto de pájaro y albedrío; tanto humano que, sin conciencia, miente; tanto recuerdo sin importancia y lágrima retenida; tantas vueltas en el laberinto de un tiempo que titubea entre pasado y presente; siento que sigue faltando algo.
Sigue notándose la ausencia de ese hombro en el que llorar; la invisibilidad de esos brazos en los que acurrucarse; la impotencia por la falta de ese cálido beso en la frente; la necesidad de soltarlo todo, de aferrarse a una impecable sudadera y llenarla de gritos, de miedos y suspiros, de disculparse después. A pesar de que lo tengo todo... Lo dejaría todo por ti, querido Gontz.
Ahora formas parte de mi mundo, mi mundo paralelo en el que miles de sombras invisibles se convierten en lo que más necesito, para calmar mi ansia. Siento decirte que algún día tú también desaparecerás, pero tendrás la garantía de llevarte contigo mi agradecimiento. Supongo que he de decirte que te quiero, pero eso me lo sacarás mejor tú con tu primera sonrisa matutina.
Bienvenido, amigo. Ésta es mi vida.
sábado, 4 de mayo de 2013
Macedonian light at twilight
Mírale.
Exhausto, caliente, adormecido.
Observa cómo él te mira, cómo te mece, cómo te cuida, cómo te rodea desde el Este hasta el Oeste, una, otra, y otra vez. Advierte cómo te vigila con su único, efímero, blanco y circular ojo, percibe cómo no logras clavar la estaca que guarda tu mirada en él. Ríe por tener el privilegio de presenciar sus cambios de disfraz: el de limón al de naranja, del de naranja al de fresa, del de fresa al de cereza; pasando, desapercibidamente tras la puerta del vestuario, por el de uva, el de kiwi, el de mora y el de manzana. ¡Te digo yo que algún día se pondrá uno de macedonia...! Dile que te enseñe cómo teñir el viento de brillantes bombillitas que vuelen en formadísima línea recta separándose a medida que avanzan, o cómo desplegar las alas de las puras rosas blancas. Pídele que te escriba en un folio de nubes las instrucciones sobre cómo manchar las barbas del universo de jugo de fresa y nata, y después suplícale que te enseñe a convertir el brebaje en zumo de uva, melocotón y piña; y seguidamente en una enorme masa de chocolate negro azabache con pepitas de un dulce blanco mentoso que brille en la oscuridad. Déjate acunar por sus brazos gigantes, permite que te hipnotice con su potentísimo brillo y te eleve hasta un estado de mental luz cegadora, admite creerlo cuando te prometa un vuelo hacia el lugar más feliz del mundo y confía en él para contarle sin palabras la misma cantidad de secretos que todos los que él guarda.
Porque él sabe cómo hacerlo.
Macedonian light at twilight.
Exhausto, caliente, adormecido.
Observa cómo él te mira, cómo te mece, cómo te cuida, cómo te rodea desde el Este hasta el Oeste, una, otra, y otra vez. Advierte cómo te vigila con su único, efímero, blanco y circular ojo, percibe cómo no logras clavar la estaca que guarda tu mirada en él. Ríe por tener el privilegio de presenciar sus cambios de disfraz: el de limón al de naranja, del de naranja al de fresa, del de fresa al de cereza; pasando, desapercibidamente tras la puerta del vestuario, por el de uva, el de kiwi, el de mora y el de manzana. ¡Te digo yo que algún día se pondrá uno de macedonia...! Dile que te enseñe cómo teñir el viento de brillantes bombillitas que vuelen en formadísima línea recta separándose a medida que avanzan, o cómo desplegar las alas de las puras rosas blancas. Pídele que te escriba en un folio de nubes las instrucciones sobre cómo manchar las barbas del universo de jugo de fresa y nata, y después suplícale que te enseñe a convertir el brebaje en zumo de uva, melocotón y piña; y seguidamente en una enorme masa de chocolate negro azabache con pepitas de un dulce blanco mentoso que brille en la oscuridad. Déjate acunar por sus brazos gigantes, permite que te hipnotice con su potentísimo brillo y te eleve hasta un estado de mental luz cegadora, admite creerlo cuando te prometa un vuelo hacia el lugar más feliz del mundo y confía en él para contarle sin palabras la misma cantidad de secretos que todos los que él guarda.
Porque él sabe cómo hacerlo.
Macedonian light at twilight.
miércoles, 24 de abril de 2013
Creeré por siempre encontrarte.
Heart beats fast,
colors and promises.
How to be brave,
how can I love when I'm afraid
to fall...?
But watching you stand alone,
all of my doubt
suddenly goes away somehow...
One step closer...
I have died everyday
waiting for you,
darling don't be afraid,
I have loved you
for a thousand years,
I'll love you
for a thousand more...
Time stands still,
beauty in all she is.
I will be brave
I will not let everything
take away.
What's standing in front of me,
every breath,
Every hour has come to this...
One step closer...
I have died everyday
waiting for you.
Darling don't be afraid,
I have loved you
for a thousand years,
I'll love you
for a thousand more...
All along I believe
I would find you.
Time has brought your heart to me,
I have loved you
for a thousand years,
I'll love you
for a thousand more...
One step closer...
One step closer...
I have died everyday
waiting for you,
darling don't be afraid,
I have loved you
for a thousand years,
I'll love you
for a thousand more...
All along I believe
I would find you.
Time has brought your heart to me,
I have loved you
for a thousand years,
I'll love you
for a thousand more...
A mi principito.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)